Mil gracias a Carlos y Pili por acogernos en su espacio
creado para cuidar el rebaño de ovejas,
para poder ver y participar en la esquilada,
con tijeras y máquina mecánica antigua y eléctrica.
Esquilar es un arte de comunicación entre oveja y pastor.
Es interesante acompañar al pastor y maravillar
cómo escuchan las ovejas a su pastor.
Agradecer a las familias por venir y disfrutar
entre todos de un día genial y completo en el campo,
compartir comida de picnic en la sombra de la parra
y participar en la limpieza de la lana,
el proceso de hilar y crear fieltro.
Observar cómo se hace hilo tanto con huso
como con la rueda de hilar es relajante e hipnotiza.
No en vano siempre digo que trabajar la lana es terapéutico, sanador.
Al crear el fieltro, un tejido sin urdimbre ni trama,
simplemente surgiendo con movimiento, agua y las fibras de la lana,
cada uno de los participantes desde pequeños a mayores
pudimos sentir esta faceta del trabajo de la lana.
Suavemente, convertir esta masa de lana rodeando un jabón
en un tejido, un jabón afieltrado es un trabajo de ralentizar,
concentrar, conectar y quedar sorprendido con el resultado.
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